Caronte,
el hijo inmortal del Erebo y de la Noche, llevaba las almas de los muertos por
el Estige y según otros mitos también por los demás ríos, el barquero no dejaba
pasar ni a los vivos ni a los muertos sin sepultura, no permitía que ningún ser
vivo subiera a su barca e hiciera la travesía, Hades lo había instruido para
que no dejara cruzar el río a ninguno, con todo algunos héroes lograron burlar
su vigilancia o convencerlo para que hiciera una excepción a la regla.
Los espíritus guiados
por Caronte llegaban entonces al otro lado del caudal, hasta las puertas del
Hades, vigiladas por un horrible y gigantesco perro humanoide de tres cabezas y
con cola de serpiente, Cerbero. Pese a su aspecto horrible esta bestia no hacía
ningún daño a las sombras de los muertos.