En la mitología griega, los centauros son una raza de
seres con el torso y la cabeza de humano y el cuerpo de caballo.
Las versiones femeninas reciben el nombre de centáurides.
Vivían en las montañas de Tesalia
y se les consideraba hijos de Kentauros (el hijo de Ixión y Néfele) y algunas
yeguas magnesias, o de Apolo y Hebe.
Los centauros son muy conocidos por la lucha que mantuvieron con
los lápitas, provocada por su intento de raptar a Hipodamía
el día de su boda con Pirítoo, rey de los lapitas y también hijo de Ixión. La riña
entre estos primos es una metáfora del conflicto entre los bajos instintos y el
comportamiento civilizado en la humanidad. Teseo, un héroe y fundador
de ciudades que estaba presente, inclinó la balanza del lado del orden correcto
de las cosas, y ayudó a Pirítoo. Los centauros huyeron.
Como la Titanomaquia, la derrota de los Titanes
por los dioses olímpicos, las contiendas con los
centauros representan la lucha entre la civilización y el barbarismo y es
conocida como Centauromaquia.
El personaje general de los centauros es el de seres salvajes, sin
leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales. Dos excepciones a
esta reglas son Folo
y Quirón,
que expresaban su «buena» naturaleza, siendo centauros sabios y amables.
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